Cecilia Böhl de Faber
(Fernán Caballero)
|
¡Hola! Me llamo Cecilia y nací en Suiza, en un pueblecito llamado Morges, en 1796. Aunque, es posible que me reconozcáis más por Fernán Caballero, ya que era mi apodo para firmar mis obras literarias, ya que como sabréis en aquella época, estaba muy mal visto que las mujeres escribiéramos, así que me inventé ese apodo para poder salirme con la mía.
Soy hija del cónsul de Prusia en Cádiz, que era un reputado negociante y destacado hispanista, además de uno de los impulsores del romanticismo, y de una gaditana apasionada de las letras, la cual traducía diferentes obras literarias como las obras de Byron, y firmaba con el pseudónimo de Corina. O sea que como podéis comprobar las letras me corren por las venas. Pero, cuando yo era aún pequeña mis padres se separaron, y yo me quedé con mi padre en Hamburgo, donde me eduqué en un colegio católico. Y cuando tuve los 17 años me marché a España con mi madre, tenia yo ganas ya de verla. Pero claro, yo pensaba que la relación con mi madre iba a mejorar y que va, que mujer más difícil. Y encima, a los tres años de yo llegar cogió y me casó con un capitán de infantería, y aunque nos mudamos a Puerto Rico, mi marido murió a los dos años. Y al final, después de dar muchas vueltas, me volví a Cádiz y allí conocí al que iba a ser mi segundo marido, Francisco de Paula, y nos casamos en Sevilla, pero vivimos en el puerto de Santa María. Aunque íbamos y veníamos, ya que a mi me encantaba la finca de mi marido en Dos Hermanas. |
En Sevilla conocí a personas influyentes que me ayudaron e inspiraron para escribir obras como “Algar en las gaviotas”. Y... 13 años después, murió mi marido. Pero dos años más tarde, me volví a casar. Este matrimonio me dio el impulso para tener mi primer encuentro con la imprenta. Publiqué varios libros, pero el último publicado tuvo un fracaso estrepitoso y mi marido y yo nos arruinamos, esto junto con que mi marido se contagió de tifus, hizo que mi vida cada vez fuese más triste. Y, para rematarla mi marido se suicida; nada otra vez viuda. Que poco me gustaba el Sexenio Revolucionario, pero bueno me alegré por la restauración de la monarquía, pero como es natural me opuse rotundamente a la constitución, y para apoyar a la unidad católica realicé algunos escritos. En mis obras, hablo sobre la mujer moderna ama de casa, la cual es independiente, sensual y pasional, que no estuviera sometida al marido. Yo quería hablar sobre la cultura andaluza para que se enterara el mundo entero, pero sin pasar por los tópicos, sino de su buena gente y sus costumbres. Y después de mucho escribir, y renovar la novela española, morí en 1877, a los 81 años. |