Hannah Arendt
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Nació el 14 de octubre de 1906 en Hannover, Alemania. Creció huérfana de padre desde los 7 años y recibió una educación en política proveniente de su madre, Martha Cohn (socialdemócrata alemana), que compartía las ideas de Rosa Luxemburgo, y quien tuvo gran impacto en su filosofía y su obra.En 1920, a los 14 años, ya había leído algunos libros escritos por Kant y Jaspers. Con 17 años, abandonó la escuela por problemas disciplinarios, dirigiéndose entonces sola a Berlín. Allí, tomó clases de teología cristiana y estudió por primera vez la obra de Søren Kierkegaard. De vuelta a Königsberg en 1924, se presentó y aprobó el examen de acceso a la universidad (Abitur). Se graduó de la escuela secundaria en 1924 y en otoño comenzó a estudiar teología con Rudolf Bultmann, en la Universidad de Marburg. Fue allí donde conoció al joven filósofo Martin Heidegger, cuyas conferencias, ya estaban despertando un gran interés.
Obligada a abandonar Alemania por su condición de judía, en 1933 se trasladó a Francia. Durante la Segunda Guerra Mundial, tras la ocupación alemana de Francia (1940), fue internada con otros emigrantes. Consiguió huir y se instaló en Nueva York. Hasta conseguir la nacionalidad estadounidense en 1951, fue apátrida. Permaneció en Nueva York hasta su muerte. Allí, colaboró con numerosas revistas y, tras haber sido invitada por las universidades de Berkley y Chicago, enseñó teoría política en la School for Social Research de Nueva York. Arendt tuvo un breve pero apasionado romance con Heidegger, fue un gran maestro para ella aunque también lo apreciaba y consideraba un buen amigo. Se casó con Heinrich Blücher; ambos eran hombres muy influyentes y a su vez importantes en la filosofía. Haciendo referencia a su matrimonio con Heinrich, ella comentaba que en él comprendió el sentimiento de sentirse libre aún estando casada. Pasó a estudiar en la Universidad de Heidelberg con el filósofo Karl Jaspers (la amistad con Jaspers duraría hasta la muerte), Arendt escribió su disertación con Jaspers sobre el concepto de amor en el pensamiento de San Agustín. |
Obtuvo su doctorado en Heidelberg en 1929 y su disertación se publicó ese mismo año.
Desde su juventud, Arendt abordó trabajos muy importantes, luego se consagró con sus libros “Los orígenes del totalitarismo”, “La condición humana“, “Eichman en Jerusalén”, “Sobre la violencia”, “Crisis de la república” o “La libertad de ser libres”. Publicó obras importantes sobre filosofía política, pero rechazaba ser clasificada como filósofa y también se distanciaba del término filosofía política, prefería que sus publicaciones fueran clasificadas dentro de la teoría política. Para Arendt, las reglas y los principios morales universales han desaparecido. Por lo tanto, debemos acostumbrarnos a “pensar sin barandillas” (expresión que usaba como lema), es decir, sin estructuras sólidas que nos puedan decir cuándo nos equivocamos. Hay que partir de las experiencias concretas para llegar a tener una conciencia moral que nos permita formarnos convicciones morales sobre el mundo. Entre sus teorías filosóficas podemos señalar ideas como la de que el pensamiento es tomar distancia del mundo (aunque sin abandonarlo jamás) para buscarle sentido; su teoría sobre la banalidad del mal, su rechazo a los totalitarismos o la importancia del amor para la vida, tanto en el plano íntimo como en el público y político. Falleció repentinamente el día 4 de diciembre de 1975; era un jueves al atardecer y estaba conversando con unos amigos. El sábado precedente había acabado La voluntad, la segunda sección de La vida del espíritu. En su máquina de escribir dejó una hoja en blanco con el título de la tercera parte “la fuerza del juicio” y dos citas, una de Goethe y la otra de Cicerón. |